Un breve para pensar
Rafael Calvo, ya es pasado
El
pasado sábado día 13 de junio, el Salón de Plenos se llenó para la celebración
de la investidura del nuevo Alcalde, y después de 20 años de mayorías de Rafael
Calvo, Rafael Magdalena se convirtió en el Alcalde de la transparencia y la
participación. Rafael Calvo, ya es pasado.
La
izquierda social se hizo con el Salón de Plenos y el Partido Popular enmudeció,
situación que hace unos meses era impredecible, pero “La revolución llega
cuando menos se la espera, la puntualidad no es su fuerte” (Daniel Bensaïd).
Esperemos del PP que acepte estos resultados y que no caiga en el juego sucio,
y del nuevo gobierno municipal, la transparencia y participación en todas sus
actuaciones.
Todas
las intervenciones de los portavoces fueron brillantes y bien medidas, también
la del Sr. Barrachina, quien rubricó tres veces una anécdota jocosa que puso la
nota de humor tan necesaria en estos momentos. La intervención del recién
estrenado Alcalde, fue solemne, cálida y profunda, y por primera vez los
asistentes al acto pudimos oír en este Salón de Plenos la palabra “humildad”
Como
republicano, quedé altamente decepcionado al comprobar que la operación de
maquillaje de la Casa Real, el blindaje judicial y el blindaje de los medios,
han hecho mella en la sociedad, haciendo que los siete concejales de izquierda
y centro izquierda, aceptasen en un juramento o promesa la formula impuesta por
la derecha monárquica, de fidelidad al Rey. Todos hubiésemos recibido de buen
grado, que al menos el militante del Partido Republicano, hubiese cambiado lo
de “Fidelidad al Rey” por “Fidelidad a los ciudadanos”, fórmula que por otra
parte ya se ha utilizado en tomas de posesión precedentes.
Quedó
muy claro que la mañana del 13 de junio Segorbe se abrió a un nuevo ciclo
político en el que todos estamos comprometidos, los segorbinos reclamaron un
cambio hacia políticas progresistas y socialdemócratas, un cambio en el que no
podéis fallar, y que el Partido Popular ha encajado muy mal la derrota, quedando
reducido a una situación de extrema debilidad y el Sr. Calvo, a una situación
extremadamente incomoda.
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