Doce caballistas y seis toros coloraos brindan una soberbia cuarta Entrada en Segorbe
Los caballistas desfilan tras la Entrada / f:Vicente Palomar |
La de este jueves, la cuarta, ha sido hasta el momento la mejor que hemos presenciado. Calor y mucho público en la calle que ha sabido entender, una vez más, el ritmo del galope con la manada acompañando los cuerpos en ese abrir y cerrarse únicos en las Entradas segorbinas.
Armonía de los de a pie, baile de los caballos, y dominio de los jinetes sobre los toros coloraos del de Cabanes.
Encierro alargado, que se ha ido haciendo compacto a cada paso hasta llegar a la calle Colón y más allá de la curva de la calle Valencia y hasta la emblemática Cueva Santa donde se encuentran los corrales, final y destino de la torada tras pasearse por el Rialé y encontrarse en el Argén.
Qué bien andaban los flancos, qué prestos cerraban atrás y con qué facilidad trazaban trazos imposibles los de delante.
Lo intuíamos ayer y hoy lo hemos presenciado: una soberbia Entrada esta cuarta; la única nota triste la ausencia de Lliso que estaba anunciado y no ha podido participar por el accidente sufrido en la del martes. Seguro que si la ha visto estará de acuerdo.
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